5 de noviembre de 2010

No quieras puntos

Son muchas las historias que, causando grandes cicatrices en nosotros, siguen persiguiéndonos y alojándose en nuestros lugares más recónditos. Son muchas las heridas que consiguen sanar y dejar tan solo una cicatriz, pero también son muchas las que no se curan y tal vez, nos acompañen durante mucho tiempo. Estas viejas heridas, como mapas secretos de historias personales perduran en nuestro interior.

Es posible que aprendamos de las viejas heridas. Puede ser que nos recuerden a aquello que hicimos mal y a aquello que logramos superar, en definitiva, que nos muestren que es lo que en un futuro debemos esquivar.

Sin embargo esto no es así. No ocurre de este manera. Las cicatrices deben de volver a abrirse, y volver nuevamente a abrirse, y volver a desgarrarse…solo así, se pueden curar. Solo así podemos aprender.

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