12 de octubre de 2010

Mi vida es un erial, flor que toco se deshoja

Rápidamente y tratando de ejemplificar lo “inejemplificable”: Conocemos a alguien, comienza la curiosidad, se establece la complicidad, se afianza la atracción y comienza la dependencia.

¿Por qué no sigo? Por miedo al compromiso es una posible respuesta, o por miedo a la dependencia otra. Sea por lo que sea, no deseo la relación.

Y tras todo ese proceso si se le puede llamar así, piensas en esa persona, la que conoces, te crea curiosidad, con la que tienes complicidad, la que te atrae y de la que comienzas a depender. Implícito en ese proceso va un detalle y es que esa persona te importa y te preocupa su sufrimiento.
Me planteo una cosa, un principio: no hacerle daño. Más fácil decirlo que hacerlo. Pero el dolor aparece y después aparece la culpa.

La culpabilidad nunca va de por libre sino que le acompañan sus amigos la duda y la inseguridad.

A veces cuando intentamos ayudar a lo mejor hacemos más mal que bien. Es en este momento que aparece la señora culpa. Ahora ya, lo que hacer con esa culpa es tu decisión.

Aprender de la culpa e intenta con todas tus fuerzas seguir adelante es mi elección.

2 comentarios:

  1. "que en mi camino fatal
    alguien va sembrando el mal
    para que yo lo recoja."

    Tengo una amiga que dijo : "Corazón roto solo reparte trocitos", tal vez sea simplemente eso...

    Así que lapida, sé feliz y sigue adeltante
    :)

    ResponderEliminar
  2. Nuestro mayor miedo en la vida somos nosotros mismos, miedo a desatar nuestro potencial. De brillar con luz propia, como hacen los niños.

    No hay nada inteligente en encogerse para que otros no se sientan amenazados o dañados.

    ResponderEliminar

Adelante, dinos lo que te parezca.

Seguidores