6 de mayo de 2010

¿Profesión comodín?

Los maestros siempre fueron los más ilustres y valorados de los pueblos, aquellos que comenzaban una alfabetización de las gentes más humildes asistiendo de casa en casa. Transmitian valores, hacían personas.

Me pregunto qué debe llevar a una persona a dedicarse a la enseñanza. Cuál debe ser su ambición, su propósito, cuando decide estudiar para más tarde hacer aprender a niños, jóvenes o por qué no, adultos, al fín y al cabo hacer aprender a personas.

Sómos tan hipócritas cuando criticamos una sociedad consumista, los abusos laborales o el incumplimiento de los rderechos humanos y día a día alardeamos de nuestros relojes del Bronx, de nuestros mocasines de Manolo Blahnik, cuando acudimos con nuestro estuche de 50 euros todos los días a clase. Que surrealista es que una persona que dice haber pasado un mes en África, conviviendo con tribus indígenas, acompañándoles en la recolecta, a por agua al pozo situado a 20 km , más tarde se compre bolsos y ropas de marcas que en sus fábricas explotan a los mismos niños que al pozo acudían.

Es patético hablar durante cuatro clases acerca de los derechos de la mujer, sonreír a "tus niñas" cual feminista enfermiza y más tarde disculpar a los muchachos que no acuden a sus clases porque hay partido de futbol.

Y para qué hablar de procedimientos, no somos tratados como personas pero si quiera lo somos como aprendizes. Ojalá al menos se dedicase unicamente a impartir las materias de las que más tarde nos examinaran en selectividad. Resulta que hablamos de una profesora, persona por supuesto, pero que al menos debería contar con un método. Un método en el cual se considere que lo que tiene ante sí son personas, en muchos casos jóvenes en edades en las que como si de esponjas se tratase absorben todos los argumentos que aporta.

¿Dónde quedó la objetividad?

Más triste aun es como profesora denunciar a aquellos que no citan sus fuentes, que se adueñan de documentos o ideas ajenas sin mostrar su procedencia y de repente un día cualquiera, en una clase cualquiera, dejar por los suelos a tus alumnos tan solo porque te ves obligada a explicar algo que proclamas de evidente, y no ocurrírsete otra cosa más que "espontáneamente" comenzar un dictado de pautas y una lección copiada literalmente y lo que es más, retenida en la memoria para ser lo más convincente posible. Pero lo más lamentable aún es que no consigiese disimular el fraude y que a los alumnos se nos ocurra buscar en Internet y encontrarnos con la misma lección en la PRIMERA entrada de Google.

No es nada pedagógico hablar de los viajes a Nueva York, de su boda en Las Vegas, de los veranos de su infancia. No es un método dedicar horas y horas a contar batallitas y cuentos para no dormir y más tarde dar por explicada lección tras lección.

No eres profesora, ni maestra, no solo no mereces el puesto que tienes que además lo contaminas con tu ignorancia. Donde se ha visto que una profesora de Geografía no sepa lo que es una energía renovable...

Un día nos contó que en un congreso, (dudo también de esta batallita), le dijeron que no podía calificar las energías de limpias o no. No creo que tan solo le criticasen ese aspecto, no creo que si basó toda su intervención, como lo hizo en clase, en la negatividad de la energía nuclear nadie le aportase nada más. Chernobyl no constituye toda la historia de las energías renovables.

A un mes de terminar 2º de Bachillerato sé que aun tendré muchas cosas que contar cuando al fin esta profesora muestre su verdadera cara.



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