19 de mayo de 2010

¿Una bestia en nuestro interior? ¿Por qué no?

Dicen que tenemos una bestia dentro, la cual cuando llevamos mucho tiempo sin tener sexo se duerme, y tambien que en cuanto la despiertas te pide más y más comida.

Hay que decir que a esta bestia no basta saciarla con cualquier cosa, la ansiedad no se quita con lo que comes todos los días. Necesitas algo "especial" que sacie tu apetito, y qué mejor que aquello que a pesar de siempre gustarte nunca has dado ni un solo mordisco. Es tal vez el miedo a que sea un capricho permanente o a que se convierta en un hábito lo que te produce querer aunque sea un único bocado de ese alimento. Sin embargo llega el día en que con un bocado no tienes bastante. ¿Por qué llega ese día? El alimento es siempre el mismo, o al menos eso debemos creer. Pero, ¿qué condiciones son las que consiguen esa necesidad insaciable?

Sea cual sea el origen de esa necesidad debemos plantearnos como afrontarla. Y aquí es cuando debemos olvidar la metáfora y evidenciar que hablamos de personas. No tratamos con alimentos cuando decidimos tener sexo, por lo que es necesario pensar el la adicción a tu mordisco por parte de la otra persona. A una manzana no podemos preguntarle si querrá volver a ser mordida, pero, ¿y a una persona? Perderia lo que llamamos el encanto saber que esa persona apenas quiere ser mordida una vez, o por qué no, perderia el encanto saber que sin embargo quiere una relación seria...

De cualquiera de los modos, la bestia que tenemos dentro nos conduce a alimentarla y ante ello actuaremos siempre a su antojo. ¿Siempre nos quedará servir de alimento a otro?

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